La aparición
del televisor en Colombia, hace unos 60 años, cambió la forma de consumir
información: ya no llegaba sólo en los periódicos o por la radio. La imagen
apareció y hasta la publicidad empezó a ser más efectiva. El tiempo pasó y la
interacción con el aparato a través del control se puso de moda.
Piense que le podrá hablar a su televisor tal cual como lo
hace cuando toma su celular y hace una llamada. Subir volumen, bajarlo o
cambiar el canal, por ejemplo, con tan sólo decírselo. O, mejor aún, basta con
que levante su brazo y le haga una leve señal, un gesto, para que el equipo
reciba su orden.
Y el control, ese que revolucionó la forma de relacionarse
con la caja mágica, aquí viene en una versión mejorada con un sensor táctil:
sólo necesita deslizar su pulgar sobre la superficie de unos 2x2 centímetros
para navegar en Youtube, leer las últimas noticias publicadas en los medios de
comunicación o enlazarse en una vídeo llamada con sus familiares que
viven al otro lado del mundo.
Las marcas quieren llevar al consumidor a una experiencia
totalmente diferente, buscan la interacción entre usuarios.
Estos televisores vienen
con cuatro núcleos y eso significa, como en los teléfonos, mayor velocidad de
procesamiento de datos.
Ver vídeos, bajar películas, todo lo procesa más rápido
y se logra una mejor experiencia.
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